"No son trozos de alquitrán, no es una capa aceitosa, esto es crudo pesado entrando en nuestros pantanos", dijo el gobernador del estado, Bobby Jindal, tras comprobar, en helicóptero y barco, la llegada del derrame a esa zona de la costa del sur de Estados Unidos. "El día que todos temíamos ha llegado", advirtió.

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA) ha advertido que una pequeña parte del derrame ha entrado en una corriente bucle, que circula en torno al Golfo antes de trasladarse a las costas de Florida y subir hacia la costa del Atlántico, lo que podría desatar una catástrofe medioambiental más amplia y afectar a los cayos y playas turísticas de ese estado.
Las autoridades de Florida apuntaron que esta pequeña cantidad de crudo absorbida por la corriente marina es poco probable que cause un sustancial daño, ya que además puede evaporarse en su camino hacia el estrecho de Florida y la costa sureste del estado.
Los expertos de la NOAA indicaron que la mancha negra de petróleo, de llegar al litoral sur de Florida empujada por los vientos, lo haría en "lugares aislados" en forma de chapapote (fragmentos de alquitrán).
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