Friends es un pastiche sonoro con elementos del Nueva York de los ochenta, incluso una cierta idea de lo que debe ser el
show (“me gusta estar al nivel del público, como sucedía antes en el underground”). Tienen
funk, usan el
hip-hop
(o algo parecido) y poseen esa patina de Brooklyn que da brillo a toda
una producción donde ha participado Paul Epworth (Adele, Florence and
the Machine...). Sobre el escenario suenan mucho más divertidos que en
su versión enlatada. “Una banda como la nuestra recibe atención al no
estar muy pulida; es auténtica, aprendemos mientras hacemos”, sostiene.
El nombre del grupo parecería surgido de otro arrebato de llaneza. Son
amigos (friends), ¿no? Pues finiquitado: ahí estaba. “Posironía”,
prefiere llamarlo ella. Así que, al final, nada de llaneza.

La banda, que empezó casi por casualidad cuando una plaga de insectos
empujó a dos de sus integrantes a casa de Samantha temporalmente, ha
crecido mientras subía y bajaba del escenario. Insólitamente rápido. Al
sexto día de juntar los primeros acordes, ya daban un concierto. “Hemos
tenido consistencia desde el principio. Pero vamos aprendiendo. Cada
tema está producido en un estilo diferente más que buscando un retrato
global del álbum. Si entiendes eso, el disco te parecerá interesante.
Pero soy muy autocrítica y ya estoy lista para la siguiente cosa. Es
solo la primera vez”, dice como si algo no le convenciera ni a ella.

La estadística revela que si estudiaste en la facultad de arte y vives
en Brooklyn, en algún momento se te pasará por la cabeza la original
idea de montar una banda. El porcentaje de acierto aumenta si al
pronóstico de barra de bar añades que el grupo se evaporará casi más
rápido de lo que ha surgido sin dejar el menor rastro. Debe ser
inquietante ingresar voluntariamente en ese escaparate. “No, no me
asusta. Y no creo que vayamos a desaparecer tan rápido. Aunque no creas
que esto me parece muy real. Si cuando salga el álbum no le gusta a
nadie, haremos otra cosa”, dice Samantha Urbani, cantante (24 años) del
penúltimo y meteórico fenómeno pop surgido del barrio a orillas del East
River.
El álbum ha salido ya, se llama
Manifest!, y pese a que no es tan original como prometían sus
singles,
todavía no les ha enterrado. Que ya es mucho en este circuito. La
conversación tiene lugar horas antes de su actuación en el pasado
Primavera Sound (a principios de junio), donde acudieron con la carta de
presentación del éxito de los cuatro temas que lanzaron en la Red y que
habían grabado solo un mes después de comenzar a trabajar juntos.
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