Si tuviéramos la capacidad inmediata de copiar las cosas buenas que encontramos en el mundo y ponerlas en práctica en nuestras comunidades mejoraríamos a pasos agigantados todo lo que conocemos. El caso de la cortesía japonesa es algo que muchos suplicaríamos por tener un poco más en nuestras ciudades, y principalmente en nuestras calles.
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