Solo en el gimnasio después del entrenamiento, Jason McElwain cumplió con su elaborado ritual previo a cada partido. El joven de 17 años, algo así como el "chico para todo" del equipo de baloncesto del Greece Athena High School del estado de Nueva York, metió un triple, encestó una bandeja y anotó un tiro libre antes de besarse la parte de atrás de su anillo en el centro de la cancha. Después, se dirigió rápidamente al vestuario para animar a sus compañeros. Allí, a ritmo de rap, Jason dijo: "Tenéis que dar todo lo que lleváis dentro. El ganador se va a casa contento y el perdedor llega a casa y llora a su madre por la derrota".
El joven McElwain, autista de nacimiento, ama el baloncesto. Por eso, el entrenador de su instituto le aceptó en el equipo a pesar de no haber sido seleccionado en las pruebas previas por su baja estatura (1,70m). Eso sí, nunca le engañó y le dejó bien claro que sería difícil que algún día se vistiera de corto....
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