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lunes, 20 de julio de 2015

LA MISTERIOSA ESCALERA DE LORETTO



En ocasiones las historias que escuchamos sobre lugares encantados o con cierto toque de misterio pueden o no ser ciertas. Pero hay algo que todas tienen en común: lo sorprendente de lo narrado.

Esta vez nos llega una historia de misterio que nos acerca a una pequeña ciudad del estado de Nuevo México, Santa Fe, situada en los Estados Unidos. La historia narrada hace honor al nombre de esta ciudad, Santa Fe, pues en ella el término Fe nos acaba por envolver por completo al leer lo que cuentan como verídico que ocurrió en aquella ciudad.

En 1872, el obispo de la ciudad encargó la construcción de una capilla para uso del convento de nuestra Señora de la Luz. Este convento se encontraba bajo la dirección de las Hermanas de Loretto. Pronto comenzaron a realizarse los trabajos de construcción de dicha capilla, dirigidos por el arquitecto Antoine Mouly, de nacionalidad francesa, que le impuso a la construcción un estilo neogótico con gran personalidad francesa en sus retoques. Tanto fue la influencia francesa, que actualmente guarda un parecido a Sainte Chapelle de París, pero en menor escala.

Los trabajos fueron laboriosos y costosos, pero finalmente en 1878 se comienza a ver el final de la obra. En este último recorrido final de la construcción de la capilla, se dieron cuenta que para conectar la nave de la capilla con el coro, situado en una altura superior, sería necesario construir una escalera de acceso, hasta ahora inexistente. Por este modo, los responsables de la construcción de la capilla y las propias hermanas de Loretto, comenzaron a buscar un carpintero para poder subsanar el problema. Es ahora cuando el misterio aparece en la historia, un misterio, un hecho del que pocos testigos pueden sacar conclusiones claras de lo ocurrido.

Todos los carpinteros que fueron llamados, o simplemente se acercaron a probar suerte, pronto hicieron conocer a los responsables de la construcción, que la escalera sería un obstáculo para la zona de bancos de dicha capilla. De este modo todos hicieron un informe negativo para poner en la capilla una escalera que conectara, desde dentro, el núcleo del lugar sagrado con su zona superior. Todo parecía pensar que la escalera tendría que conectarse con la zona del coro, de una forma exterior y no desde el interior. Las hermanas de Loretto, pronto se angustiaron de la situación pensando que su capilla iba a quedar inacabada. Por esto pronto decidieron hacer una ofrenda a San José, el padre de Jesús y Santo patrón de los carpinteros. Las manos mundanas humanas no habían podido solucionar el problema, de este modo se entregaron a Dios y a San José, para que intercedieran de alguna manera.

Los días pasaron y, con ellos, aumentaron los nervios entre las hermanas. Al noveno día, cuentan los hechos, que tras de la oración, un hombre humilde apareció en dicha capilla. Era un personaje cuanto menos curioso, pues el hombre llevaba un burro y una caja de herramientas. Pronto se dirigió hacia la hermana responsable de la obra y pidió trabajo. Las hermanas sin pensar mucho se lo ofrecieron. Ya no tenían mucha esperanza y por probar a un carpintero más, tampoco iba a pasar nada, además su enigmática y misteriosa aparición en la capilla, les otorgó la valentía de probar una vez más.

Con los días pasaron las semanas y con las semanas, los meses. En todo este tiempo, aquel hombre humilde y callado se dedicó a solucionar el problema, completando una hermosa escalera de caracol. Todos los asistentes al verla terminada, no podían creer, primero la belleza de la escalera y segundo, que fuese segura, ya que antes que ese carpintero muchos otros habían dicho que era imposible su construcción.

Pronto la probaron y era estable, lo que a todos llenó de emoción y satisfacción de haber podido terminar la obra. Cuando se dirigieron al carpintero para pagarle su salario y darle la enhorabuena, este personaje había desaparecido. El carpintero no estaba en la capilla, como tampoco su humilde burro y sus herramientas. Cuentan que todo parecía como si no hubiera estado nunca ese peculiar y misterioso hombre en dicha capilla. Buscaron por todos los rincones del lugar santo, como también en las inmediaciones, y no se encontró rastro del carpintero. Muchas hermanas incluso se dirigieron a personas del entorno del convento para poder sacar alguna información sobre el susodicho, pero nadie lo había visto. Con el paso del tiempo, aquel hombre que tocó en un principio la puerta de la capilla buscando un trabajo, se fue convirtiendo en un fantasma.

Los acontecimientos pronto se fueron difundiendo por toda la región, llegando el pueblo a dar diversas soluciones de lo ocurrido. Pero la solución que más ha ahondado, es que el mismo San José, al que las hermanas habían pedido con fervor su intervención, bajó de las alturas para darles esperanza y soluciones a estas humildes hermanas. A día de hoy se sigue considerando esta opción como la más creíble, pues los estudios llevados y las informaciones recogidas sobre la dicha escalera, nos conducen a ello.

La escalera se dice que no fue construida con clavos, sólo clavijas de madera. También consta de giros de 360 grados sin medios visibles de apoyo. Tiene 7 metros de hermosa altura y un curioso dato, 33 escalones, la edad de Cristo. No sólo el tipo de construcción es por lo menos curiosa o misteriosa, sino también sus materiales, pues la madera no es una madera que se dé en la región, por lo que hace que pensar otra vez en un acto, cuanto menos enigmático.

Se han realizado películas, escritos e incluso programas de televisión sobre la que muchos llaman y con razón, “La misteriosa Escalera de Loretto”.

Actualmente, la capilla es una capilla para bodas y un pequeño museo abierto al público. Para que todos puedan ver la milagrosa obra de aquel hombre humilde que un día tocó la puerta en compañía de un burro, pidiendo trabajo y que, al realizarlo, simplemente dejó su agradecimiento en aquella hermosa obra dada al mundo.

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