UN MENSAJE LLEGA A LA ORILLA DESPUÉS DE NAUFRAGAR DURANTE DÉCADAS
Geoff Flood, el hombre que encontró la reliquia en la Playa de las noventa millas, al norte de Nueva Zelanda, sostuvo ante la prensa que el mensaje pudo haber recorrido unas dos o tres veces el mundo.
La nota hallada en el interior de la botella, que lleva la fecha del 17 de marzo de 1936, fue escrita a mano en una hoja de papel en la que figura el logo de la compañía naval P&O, así como también una foto del transatlántico SS Strathnaver.
“En el mar. Quien encuentre esta botella podría amablemente llevar esta nota a la dirección abajo citada”, menciona el escrito, firmado por Herbert Ernest Hillbrick, con dirección en la calle Richmond 72, Leederville, Australia.
Flood comentó que ya se contactó con un pariente lejano de la familia Hillbrick, a quien encontró muy entusiasmado por el descubrimiento.
SE GANA LA VIDA SALTANDO EN LA CAMA
Reuben Reynoso, un residente de San Francisco, tiene un trabajo muy especial en la fábrica de colchones McRoskey: saltar ligeramente sobre ellos.
Según explicó Reynoso a los medios locales, su empleo no es un juego.
"Se trata de un proceso que comprime el algodón de una manera que las máquinas son incapaces de lograr". De hecho, el proceso de salto no es sencillo. El experto saltador debe realizar los saltos varias veces al día sobre tres colchones, y la precisión es fundamental. Si el colchón no está lo suficientemente comprimido, no entra en la máquina de coser para su terminado. Pero si Reynoso ha saltado sobre él más de lo necesario, el algodón se comprime demasiado.
Dormir en un colchón hecho a mano y "terminado" por su propio saltador profesional no es barato. Algunos de los colchones de McRoskey llegan a costar 2.730 dólares, según el sitio web de la compañía.
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