Hoy en día, el fútbol sigue regalando momentos y hazañas épicas, en donde no siempre los más ricos, poderosos o guapos siempre ganan. Desgraciadamente, por culpa del marketing, la codicia y los temas económicos, estas cosas ocurren cada vez menos. Antiguamente, el fútbol tenia momentos más románticos, siendo verdad esa frase que mide la melancolía humana de : “Cualquier tiempo pasado fue mejor”.
Pongamos en situación al lector, nos vamos a 1972, a Inglaterra, a un partido de la mítica y aun romántica FA Cup inglesa. El sorteo deparaba un Newcastle United contra el Hereford. Vamos para que se hagan una idea, era como emparejar a un Real Madrid contra un equipo de pueblo de regional preferente. Y es que el Hereford, era un equipo de amateurs que jugaban al fútbol por la esencia de el mismo, pero que no se ganaban la vida con el balón y que simplemente jugaban por el placer de hacerlo. Enfrente un Newcastle, lleno de profesionales y de internacionales. La eliminatoria, se jugaba a partido único en St James Park, el feudo del Newcastle, por lo que el resultado se preveía claro y nadie tenía ninguna esperanza en el modesto Hereford.
El Newcastle, pensando que ganaba el partido con la gorra, alineó un equipo lleno de suplentes pensando que estaba todo hecho, y no sabían cuanto se equivocaban. El partido de ida acabó empate a dos goles, por lo que se debía de disputar otro partido de desempate en el campo del Hereford...
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