Científicos encuentran más de 3.500 secuencias genéticas únicas de bacterias, eucariontes y arqueas.
Un equipo de científicos ha hallado en el lago Vostok, cuya superficie se encuentra por debajo del hielo antártico a 3.768 metros de profundidad, 3.507 secuencias genéticas únicas, de las cuales han clasificado 1.623. Así se ha establecido que el 94% pertenecen a bacterias, un 6% a eucariontes y dos a arqueas. El hallazgo, cuyo origen aún está por confirmar, podría suponer un sorprendente giro a la historia del lago, hasta ahora considerado inhabitable por sus condiciones extremas.
El lago Vostok contiene el agua más pura y antigua de la Tierra, y es el lago subglacial más extenso conocido. Científicos rusos comenzaron a perforar el hielo antártico en 2005 para llegar a su superficie –a 3.768 metros de profundidad–, que se alcanzó en 2012.
Como resultado, el pasado mes de marzo los investigadores explicaron, durante el coloquio internacional Ganímedes Lander (GLCW), celebrado en el Instituto de Investigaciones Espaciales (IKI) de la Academia Rusa de las Ciencias (Moscú), el hallazgo de una nueva forma de vida desconocida.
Sin embargo, días después, el director del centro que hizo tal revelación desmentía el descubrimiento a la agencia rusa Interfax, informó entonces la agencia SINC. Ahora, en un artículo publicado en la revista PLoS One se han hecho nuevas revelaciones de lo que allí se ha encontrado.
Origen aún por confirmar
La BBC informa al respecto de que en el lago Vostok podría haber algunos organismos complejos que vivirían a cuatro kilómetros de profundidad, por debajo de la capa de hielo de la Antártida.
Esta posibilidad ha sido planteada por los científicos tras analizar el material genético encontrado en el hielo perforado. Allí se han hallado restos de microorganismos a menudo relacionados con moluscos marinos, crustáceos e incluso peces, como son las bacterias.
Todo esto da un giro fascinante a la historia de este lugar, a pesar de que los investigadores advierten en PLoS One de que el material encontrado podría ser un resto de contaminación del pasado, ya que la Antártida está compuesta por una compleja red de ríos, y muchos de los organismos identificados podrían haber sido arrastrados por ellos hasta el lago Vostok desde el océano.
Más detalles
Según explican los investigadores Yuri M. Shtarkman y Zeynep A. Koçer, del Departmento de Ciencias biológicas de la Bowling Green State University de Ohio en PLoS One, la combinación que se da en el lago Vostok de frío, calor (debido a una posible actividad hidrotérmica), presión (ocasionada por el glaciar), la limitación de nutrientes y la completa oscuridad representaría un desafío extremo para la vida.
A pesar de todo, los análisis realizados al hielo han permitido obtener 3.507 secuencias genéticas únicas. La clasificación taxonómica de los restos fue posible para 1.623 de estas secuencias.
Así se ha establecido que aproximadamente el 94% de estas últimas pertenecen a bacterias, y un 6% a eucariontes (organismos celulares con núcleo verdadero); y que sólo dos de las secuencias fueron de unos microorganismos unicelulares conocidos como arqueas.
En general, la clasificación fue similar a la de organismos previamente descritos de lagos, aguas salobres, entornos marinos, suelo, glaciares, hielo, sedimentos de lago o sedimentos del océano profundo, entre otros.
Por otra parte, el equipo también encontró coincidencias con tipos de bacterias que proliferan en entornos calientes, como alrededor de vientos hidrotérmicos volcánicos del lecho marino. Si vientos como éstos existieran en Vostok, podrían “proporcionar fuentes de energía y nutrientes vitales para los organismos que vivan en el lago”, señalan, según la BBC.
El interés de los astrobiólogos
Los astrobiólogos (la astrobiología es la disciplina que se encarga de la búsqueda de vida extraterrestre) tienen un interés particular por este tipo de concentraciones de agua subterránea en principio inhabitables. Esto es porque creen que las condiciones en estas ubicaciones podrían no ser muy diferentes a las existentes bajo la superficie de algunas lunas heladas.
Es el caso de Europa, satélite que orbita alrededor de Júpiter, o de Encélado, que es una luna de Saturno. Ambas podrían ser objetivo de la búsqueda de organismos extraterrestres, según los científicos.
Por ejemplo, el hallazgo en un fiordo canadiense que constituye un ambiente helado y sulfuroso, de azufre asociado a las bacterias árticas, ha sido considerado por los astrobiólogos como una pista para próximas misiones a Europa en busca de rastros de vida.
Otro descubrimiento que ha sido contemplado como potencialmente útil en esta dirección ha sido un “oasis” de microorganismos encontrado a dos metros bajo tierra en el desierto de Atacama por investigadores del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y de la Universidad Católica del Norte, en Chile, gracias a SOLID, un detector de signos de vida que se cree podría utilizarse en ambientes como el subsuelo de Marte.
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