El máximo medallista olímpico español ha perdido la motivación
El 8 de agosto de 2012, David Cal se convirtió en el español con más medallas olímpicas de la historia. Con una espectacular remontada, una actuación propia de los grandes talentos, el gallego se hizo con su quinto podio en unos Juegos -añadió otra plata a las tres platas y el oro que ya tenía- en una efectividad sin precedentes en la historia olímpica nacional. Ese idilio con el éxito se ha roto antes de tiempo porque Cal ha decidido retirarse.
Tras Londres dejó en el aire su futuro. Después de hacer historia, sin embargo, Cal anunció que continuaría otro ciclo olímpico y que emigraría a entrenarse a Brasil, donde su técnico de siempre, Suso Morlán, había sido contratado por el Comité Olímpico del país sudamericano para ser el responsable del piragüismo con vistas a 2016. Allí, a caballo entre Sao Paulo y Río, ha estado entrenándose David durante más de un año, pero el devenir de su preparación no ha discurrido como en anteriores ciclos olímpicos.
Acostumbrado a trabajar solo en casa, en la ría de Pontevedra que le ha visto palear desde los 8 años, Cal no ha terminado de encajar en los hábitos de un equipo brasileño que se prepara con intensidad para sus Juegos. Con 32 años y sin la motivación olímpica de anteriores citas, un tanto desmotivado también, David regresó a España hace unos días con la intención de poner fin a su carrera deportiva sin afrontar los que hubieran sido sus quintos Juegos (a Sidney viajó como reserva). Así lo ha sabido el Comité Olímpico Español, cuyo principal objetivo ahora es rendir el homenaje que se merece la impoluta y sobresaliente carrera deportiva de Cal. Alejandro Blanco quiere darle todo el reconocimiento.
Numerosos cambios
Los ciclos olímpicos de David Cal han sido siempre un calco. Una vez fijado el gran objetivo cuatrienal de los Juegos, Suso Morlán y el palista diseñaban el trabajo de cada temporada, con un momento de forma álgido en el año preolímpico, en el que David debía lograr la clasificación. En ese momento, el gallego afinaba su estado de forma, tanto en lo relativo al peso como a la técnica, para ganar el billete a los Juegos en los que debía seguir haciendo historia.
Este año, sin embargo, esa preparación no ha sido igual que anteriores años preolímpicos. Inmerso en el grupo de trabajo de Morlán, donde la gran figura local es Isaquias Queiroz -doble campeón del mundo en C-1 500 metros con sólo 21 años-, Cal no ha podido contar de forma exclusiva con el apoyo técnico y personal que Suso le ha dispensado desde que tenía 14 años. “David debe ser un ejemplo para los jóvenes piragüistas brasileños con los que se entrena. Y para eso deberá perder unos 20 kilos hasta los Juegos”, decía en diciembre Morlán al diario brasileño Folha de Sao Paulo, probablemente el primer toque de atención público que llevó a cabo el técnico sobre su gran pupilo.
En febrero, Cal quedó fuera del selectivo nacional -ganó André Oliveira- que daba plaza para el Europeo, aunque el torneo continental no era la prioridad de la temporada sino el Mundial de agosto, clasificatorio para los Juegos. Pero David no se ve con fuerzas ni motivación para seguir remando. Parece que ni su familia, con la que pasa David estos días, podrá llevar al palista a dar un giro de 180 grados a una decisión irrevocable: el adiós del máximo medallista olímpico español.
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