Los espectadores están acostumbrados a que las
empresas de publicidad recurran a historias reales y cargadas de
simbolismo para publicitar sus productos.
Este es el caso de
Muharrem vive en un barrio Estambul y es un chico normal, pero tiene una discapacidad auditiva que le impide comunicarse con normalidad, por lo que recurre al lenguaje de signos. Las personas con este tipo de discapacidad son personas normales, pero la sociedad no les trata como tales y su vida diaria es bastante más complicada que para cualquiera de sus vecinos. Por ello, Samsung decidió darle la sorpresa de su vida y hacerse sentirse uno más en su campaña para comercializar un dispositivo móvil destinado a las personas con problemas auditivos.
El primer paso fue reunir a sus vecinos del barrio y enseñarles el lenguaje de signos para que interactuaran con él. Después montaron una coreografía perfectamente sincronizada para que todos ellos interactuaran con él de manera consecutiva. Entonces, Muharrem vio cómo todo el mundo se dirigía a él mediante el lenguaje de signos: el panadero, una persona en un puesto de fruta, un taxista... ¿Qué está pasando? ¿Les conoces?, preguntaba a su hermana, sin la que no hubiera sido posible la sorpresa. Lo guió durante todo el recorrido hasta que finalmente le informaron de lo que estaba ocurriendo. Muharrrem no sabía cómo agradecer el gesto, lo bien que se había sentido y no podía reprimir las lágrimas a la vez que abrazaba a todas las personas que intervinieron en el montaje. El resultado es muy emotivo y demuestra las dificultades diarias de estas personas y lo fácil que sería hacerles la vida más fácil.
Este es el caso de
Muharrem vive en un barrio Estambul y es un chico normal, pero tiene una discapacidad auditiva que le impide comunicarse con normalidad, por lo que recurre al lenguaje de signos. Las personas con este tipo de discapacidad son personas normales, pero la sociedad no les trata como tales y su vida diaria es bastante más complicada que para cualquiera de sus vecinos. Por ello, Samsung decidió darle la sorpresa de su vida y hacerse sentirse uno más en su campaña para comercializar un dispositivo móvil destinado a las personas con problemas auditivos.
El primer paso fue reunir a sus vecinos del barrio y enseñarles el lenguaje de signos para que interactuaran con él. Después montaron una coreografía perfectamente sincronizada para que todos ellos interactuaran con él de manera consecutiva. Entonces, Muharrem vio cómo todo el mundo se dirigía a él mediante el lenguaje de signos: el panadero, una persona en un puesto de fruta, un taxista... ¿Qué está pasando? ¿Les conoces?, preguntaba a su hermana, sin la que no hubiera sido posible la sorpresa. Lo guió durante todo el recorrido hasta que finalmente le informaron de lo que estaba ocurriendo. Muharrrem no sabía cómo agradecer el gesto, lo bien que se había sentido y no podía reprimir las lágrimas a la vez que abrazaba a todas las personas que intervinieron en el montaje. El resultado es muy emotivo y demuestra las dificultades diarias de estas personas y lo fácil que sería hacerles la vida más fácil.
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