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domingo, 2 de septiembre de 2012
BETH JEANS HOUGHTON
En los últimos años, la escena musical británica ha conocido varios e interesantes casos de lo que podríamos denominar cantautoras lunáticas. Son un pequeño grupo de herederas de Kate Bush que también han sido iluminadas por Björk.
Beth Jeans Houghton pertenece a esa generación pero desde que se dio a conocer hasta la aparición de su primer álbum han pasado cuatro años y ya se sabe que hoy en día, cuatro años pueden ser mucho tiempo. Durante esos años, Houghton ha pasado de ser conocida por sus llamativos atuendos a ser celebrada por su música, que también tiene una notable, que no efectista, vena surrealista.
En disco, y gracias a la producción de Ben Hillier, la música se transforma en un cuerpo sonoro que no es ni folk ni pop ni rock, pero que suena a todo esto. Porque en este primer álbum se cruzan las influencias típicamente británicas con las de Joni Mitchell, otro de los grandes referentes de la canción de autor femenina que rechace corsés, e incluso con las de Joanna Newson. A pesar de la imagen de la portada y del título, la música de este debú no es un ejercicio de psicodelia ni se desmadra en ningún momento. Houghton, que ahora vive en Los Ángeles, ha hecho un álbum sensual, lleno de fantasía y sombras. Sus canciones son el muestrario de un mundo privado que ella nos enseña con una voz acogedora. No es un disco convencional pero es mágico y, seguramente, uno de los mejores debúts del año.
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