Unos muñecos de silicona que reproducen, casi hasta el último detalle, un bebé recién nacido. El pelo, la piel con sus venitas, la lengua, el peso... se intenta que el muñeco sea lo más parecido a un bebé. Y vale que estos muñecos pueden tener fines terapéuticos, ¿pero hasta qué punto es mentalmente saludable que una persona viva una ficción absoluta con los muñecos reborn?.
En el programa de televisión "Conexión Samanta" de Cuatro y lo hace introduciéndose en este mundo de los bebés reborn de la mano de varias protagonistas. ¿Nos desvelará un poco más acerca de estos muñecos y sus propietarios?
Sobre todo, porque se ve que, más allá del coleccionismo (para gustos, colores), la afición por estos muñecos puede derivar en dependencia. No sé qué pensaréis, pero ver que una persona "alimenta", arrulla, baña, lleva a la peluquería y saca a pasear estos bebés es bastante inquietante. Con ropa de verdad, con carritos de verdad, con bañeras de verdad. Nada es de juguete, excepto, lo que es mas importante y no parece quererse ver, el bebé.
La pulsera identificativa, y los certificados de nacimiento y de adopción que se entregan con el bebé tampoco son reales. Estos reborn no se compran (aunque cuestan entre 400 y 6.000 euros), se "adoptan".
No niego el trabajo de artista que hay detrás de estos bebés, son muchas horas dedicadas a perfeccionar el muñeco, a que su tacto sea casi real. Algunos reborn incluso pueden simular que comen, hacen pipí o respiran. Algunas personas que "adoptan" los bebes son parejas que no han podido tener hijos (pero tienen hasta ocho reborn) o mujeres que han sufrido abortos. En el reportaje también conocemos a una "artista reborn". En fin, que este mundo en auge de los bebés reborn puede tener luces y sombras. Tiernos o inquietantes, probablemente tras ver el reportaje podamos hacernos una mejor idea de lo que hay detrás de estos muñecos hiperrealistas.
PARA VER EL REPORTAJE COMPLETO, PINCHA EN LA IMAGEN ANTERIOR
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