Ir de la mano de Alison Krauss a una entrega de los Grammy es una garantía. Con los cinco gramófonos que Krauss ganó ayer por Raising sand, la cantante de bluegrass ya acumula 26, la tercera persona con más premios. Pero esta vez los laureles no fueron solo para ella, sino que iba acompañada de un nombre con mayúsculas de la historia del rock, Robert Plant, 50% indispensable de Led Zeppelin que por grabar este disco con Krauss --no precisamente un superventas-- renunció a una gira de reunificación que hubiera sido la mar de lucrativa.
"Venimos de lugares muy distintos del mapa musical y tenemos muchas cosas que nos diferencian, pero este disco me ha enseñado muchas cosas", destacó Plant tras la generosa cosecha de premios, que incluye categorías tan dispares como mejor disco del año y mejor grabación de folk contemporánea, el premio que a Plant le hizo más ilusión. Please read the letter, otro enfoque a una canción que Plant escribió con Jimmy Page, se llevó el premio a la mejor grabación el año.
La prensa especializada estadounidense destacaba ayer la doble tendencia de los Grammy. Por un lado, los ganadores no suponen una innovación, y tampoco hay una opción por el riesgo, como hubiera sido dar el gramófono al mejor disco del año a un rapero. Pero, por el otro, el reconocimiento a la calidad de Raising sand complace a los críticos, que la única virtud que veían al Viva la vida de Coldplay (que se acabó llevando tres galardones, entre ellos mejor canción del año) es su condición de rompetaquillas. Lo mismo le pasó al rapero Lil Wayne, que era favorito por sus ocho candidaturas y porque Tha Carter III fue el disco más vendido del 2008 en EEUU, y acabó con cuatro premios. En la música latina, Juanes se llevó el premio al mejor álbum por La vida... es un ratico.
Preocupada por las declinantes audiencias de las últimas ceremonias, la organización quiso montar una gran fiesta en el Staples Center de Los Ángeles, con un récord de actuaciones en directo. Abrió el fuego U2, que presentó Get on your boots, el primer sencillo de su nuevo disco, y de paso presentó unas enérgicas credenciales para ser candidatos el próximo año a mejor banda de rock.
Los medios de EEUU destacaban ayer la interpretación de 15 steps de Radiohead acompañados de la banda de la Universidad de Carolina del Sur, y criticaba la elección de la canción (y la narcisista camiseta) de Paul McCartney, que tocó I saw her standing there con Dave Grohl, Foo Fighters y ex-Nirvana, de nuevo en la batería. Pero el show más comentado fue el del dream team del rap formado por MIA, TI, Jay-Z, Lil Wayne y Kanye West. No (solo) por la calidad de Swagga like us, sino porque MIA está embarazada de nueve meses. De hecho, salía de cuentas el domingo.
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