En este momento que vivimos donde todo parece devaluarse, me niego a compartir el criterio de que esta Liga donde el Barcelona arrasa es una competición mediocre. Los azulgranas ganan, golean y juegan bien, y no, precisamente, porque los demás son unos mantas.
No es así. Como tampoco lo fue el año pasado cuando el Real Madrid se llevó el torneo de calle. Y no quiero comparar el nivel de fútbol, este Barcelona está a años luz de aquel Real Madrid.
Vamos a poner las cosas en su sitio: el Barcelona bate todos los registros a estas alturas y va a marcar aún más de aquí al final. Es un super equipo –al que le faltan los títulos- que no tiene rival ni en España ni en Europa. Es algo que no había pasado nunca, algo atípico, que sólo tiene aspectos positivos y que, aunque no empeñemos en lo contrario, está alegrando un torneo tan grande como es nuestra Liga.
No tiene competencia, es un equipo mítico que pasará a la historia por algo más que los resultados. Pep ha conseguido un equilibrio, un estilo y una ambición futbolística sin precedentes. Esto no es devaluar nada, esto es dar con la tecla: suerte de elegir a un entrenador, tener a los mejores es el vestuario y hacerles jugar al fútbol como los ángeles.
Un equipo divino que gusta hasta a los rivales que caen en sus garras. Va a ser un conjunto que rescatará muchas voluntades de niños y mayores. La generación de chavales que les está disfrutando, como ya hizo el Dream Team de Cruyff, se va a poner esa camiseta. Un patrimonio incalculable que tendrá consecuencias en los años venideros. El barcelonismo crece. Un intangible brutal para una entidad con vocación universal.
Su superioridad aplasta, su velocidad de vértigo no es perseguible por nadie. Esto, señores, no es estar en una competición mediocre. Esto es tener la suerte de disfrutar de un equipo mítico, en un gran campeonato. Y les ruego que lo hagan, es tan bueno y tan grande, que es finito y perecedero. Este nivel de perfección en un equipo de fútbol es algo insólito. Por eso hay que saborearlo despacio.
Señores, a disfrutar. Menos buscar los valores negativos y más deleitarse con un equipo que juega un fútbol del futuro. De verdad, pasarán muchos años antes de volver a disfrutar de algo parecido. Tenemos una gran Liga y el equipo más grande… ¿Qué más podemos pedir?
No hay comentarios:
Publicar un comentario