La misión Kepler de la NASA
ha encontrado al hermano gemelo, al reflejo en el espejo, del
matrimonio entre la Tierra y el Sol. El satélite, que orbita alrededor
de nuestra estrella en busca de nuevos mundos, ha detectado el planeta más parecido en tamaño a la Tierra
dentro de la denominada zona habitable definida alrededor de cada
estrella, es decir, aquélla en la que se podría dar agua líquida, y
posiblemente vida, en la superficie del planeta.
Desde que fue lanzada la misión en el año 2009, ya han sido
varios los titulares que rezaban: encontrado un exoplaneta gemelo a la
Tierra. Y es cierto que se han encontrado planetas similares con
anterioridad, y muchos. La propia NASA ha confirmado que este hallazgo
supone el exoplaneta número 1.030. Pero en este caso la clave no está en
el planeta, sino en la estrella. «Supertierras en la zona de confort alrededor de estrellas
ya se han encontrado muchas veces antes. Pero el interés de este
hallazgo es que, además del tamaño parecido del planeta con la Tierra,
orbita alrededor de una estrella parecida al Sol», explica David
Barrado, investigador del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC).
Los astrónomos utilizan un concepto llamado tipo espectral
para saber la temperatura de una estrella determinada. En realidad, el
tipo espectral se puede explicar como el arco iris que produce una estrella cuando se pasa su luz por un prisma,
o por la lluvia, claro. En este caso, los expertos de la NASA han
podido demostrar que la estrella alrededor de la que orbita el planeta
recién descubierto -al que han bautizado como Kepler-452b-
es del tipo G2, es decir, que está a unos 5.800 grados kelvin (unos
5.500 grados centígrados) de temperatura, igual que nuestro Sol.
«Justo el día del 20 aniversario del descubrimiento que
probó que había otros soles que albergaban planetas, la misión de
exploración de exoplanetas Kepler ha descubierto el planeta y su
estrella que más recuerdan, que más se parecen, a la Tierra y el Sol»,
ha asegurado John Grunsfeld, administrador asociado de la NASA para
misiones espaciales.
Un Sol más viejo que el nuestro
Jon Jenkins, jefe de análisis de datos de la misión Kepler, explicó en rueda de prensa que el planeta es un 60% más grande que la Tierra,
por lo que la gravedad en su superficie sería dos veces la del nuestro.
No obstante, su tamaño permite a los científicos adelantar que el
planeta es rocoso, probablemente con una atmósfera más densa y con una
importante concentración de volcanes activos. El planeta recibe un 10%
más energía de su estrella que la Tierra, ya que el astro está en un
estadio más avanzado de su vida, por lo que emite más brillo y es más
grande.
La NASA lo ha calificado como "un primo, más grande y más viejo, de la Tierra". "Este es hasta ahora el planeta que más se asemeja a la Tierra y algo que podemos llamar hogar", explicó uno de los científicos del programa.
Pero, en un comunicado, vincula de alguna forma el hecho de
que tenga 1.500 millones de años más que nuestro planeta a una mayor
probabilidad de que se haya producido el surgimiento de vida. Sin
embargo, esto es un poco aventurado, según otros expertos. «La vida está ligada a la Geología y a cómo ésta determina el ciclo del agua.
Eso es lo que permite la vida compleja. Pero la geología en la Tierra
se debe a reacciones nucleares en el núcleo y se estima que cesarán en
unos 1.000 millones de años. Así que la actividad geológica está
condenada a desaparecer», explica Barrado.
La órbita alrededor de su estrella es bastante similar a la
de la Tierra, ya que el Kepler-452b completa su año en 385 días. No
obstante, el "primo" de la Tierra se encuentra a 1.400 años luz.
La NASA considera como la zona habitable de un sistema solar la franja en la que la temperatura permitiría la existencia de agua en estado líquido en un planeta. Hasta el momento, el más prometedor hallazgo de un planeta parecido a la Tierra era el Kepler-186f, con un tamaño muy parecido a nuestro planeta, pero que orbita alrededor de una estrella enana, mucho menos cálida que el Sol.
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